Rocky I

Dicen que Pablo Iglesias está cansado; no sé, es como si Stallone llegara agotado al primer día de rodaje de Rocky I. Hace justo un año Iglesias se aparecía ante la opinión pública como un Hércules dispuesto a subir a los cielos para abrir las puertas del Olimpo y desalojar a Zeus y a toda su casta. Pero el transcurso del 2015 ha ido sumiendo al héroe de la nueva política en una suerte de melancolía de la que no parece fácil que salga. Se le fueron las elecciones andaluzas y Monedero. En las municipales, ganó en Cádiz, pero en Madrid y Barcelona cada vez parece más claro que el triunfo se debió al conglomerado de fuerzas, con lo que ya hay quien se atreve a decir que Colau y Carmena no ganaron gracias sino a pesar de Podemos. El que Merkel domara a Tsipras después del referéndum griego también resultó un duro golpe para Iglesias, que se había abrazado a los postulados de Syriza. Las urnas catalanas sepultaron sus ilusiones de ofrecerse como un catalizador de la cuestión social, más allá del debate del nacionalismo. Y la puntilla la ha puesto el encuentro con Albert Rivera en La Sexta, tras el que se extiende la idea de que resultó más convincente el líder de Ciudadanos, que de este modo le habría arrebatado la bandera de la regeneración.

Las encuestas muestran el retroceso paulatino de Podemos. Parece extraño, pero da la impresión de que la legislatura que acaba no fuera la de Rajoy sino la de un Pablo Iglesias que llegara desfondado al inicio de la campaña. ¿Por qué ese cansancio? ¿Falta de preparación, de hechuras, de realismo? Hace apenas dos semanas del desencuentro definitivo entre Alberto Garzón e Iglesias, pero hoy por hoy va pareciendo que es a Garzón al que no le interesa ir de la mano en una lista conjunta.

Y de todos los reveses que ha ido sufriendo el líder de Podemos en 2015, el de ahora parece ser el más duro, porque es el golpe que se propina uno a sí mismo: el cansancio. Es la derrota del propio cuerpo, que parece negarse a seguir al líder. Y si no se sigue ni él…

Suena la música de Rocky y Pablo Iglesias se recuesta. ¿Despertará antes de que comience el combate? ¿U optará por adormecerse en el avión camino al Europarlamento? Quizá prefiera el sueño a la realidad; un sueño en el que vuelve al 15M, cuando todo estaba por hacer. En los sueños no se siente el cansancio. ¿Y esos votos que se le escapan? ¿Hacia dónde los lleva el viento? La abstención, Ciudadanos, el PSOE, Izquierda Unida… por do más pecado había.


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