Os dije que mi vecino es raro, pero no: es rarísimo. Yo creo que esto ha llegado a un punto en el que lo mejor sería hablarlo entre todos y ver qué hacemos. Por lo menos, dejar de saludarle, hacerle un poco el vacío, yo qué sé.
De entrada, habla de usted a la gente. ¿Qué se cree? ¿Un marqués? ¿Un conde? Además es heterocomarcal de esos, machista a tope, que deja entrar primero a las mujeres. Mujeres, a las que, por otra parte, llama señoras.
Ya os dije que cuando lo de la pandemia que casi mata a media humanidad y deja lisiada a la otra media no quiso ponerse mascarilla en el ascensor. Insolidario, desde luego, pero es que después nos hemos enterado de que no se ha vacunado. No es que no tenga la pauta completa de setenta y tres —¿o va ya por setenta y cuatro? ¿O doscientas setenta y cuatro?—, sino que no se ha puesto ninguna. Debe de ser un nido de virus ese hombre.
Qué vecino más raro, rarísimo, siempre entrando y saliendo con libros, que será para que lo veamos con ellos, porque, ¿quién va a tener tiempo de leer tanto? Claro, que ahí lo tenéis, que al parecer dice que no ve la tele. Que no ve la tele, dice. ¿Entonces qué ve? ¿Entonces cómo se informa? ¿Cómo sabe lo que es verdad y lo que es mentira? Seguro que anda ahí, con las redes sociales, confundiendo el vapor de agua de los aviones con otra cosa y a favor de Putin, en contra de las libertades de las que todos nos hemos dotado y en contra de que recibamos a muchos menores de edad de treinta años que vienen a rejuvenecer la pirámide poblacional. Anda que si tengo que esperar a que me pague la pensión mi vecino.
Que ahí lo llevas, ésa es otra: que no vota. Claro, a quién va a votar él. ¿No hay ningún partido suficientemente bueno para el señorito? ¿No hay ninguno que cuadre con sus ideas? Ésa es la idea de democracia que tiene: no votar. Pues si no votas, luego no te quejes, ¿no? Que luego se queja mucho, dicen, que yo no lo sé porque no hablo con él. Pero sí: según parece, se queja de que pagamos muchos impuestos. Sabrá él. ¿Cómo vamos a pagar entonces la Sanidad y la Educación? ¿Y las carreteras? Que es que lo queremos todo gratis. Imaginad que quiero ir desde un hospital a un colegio por el asfalto. ¿Cómo se paga todo eso?
Mi vecino es rarísimo. No recicla. No cree en el cambio climático. No baja al bar a ver el fútbol con los demás. Y dice la del B, que lo tiene pared con pared, que le escucha mucho tecleo. A ver qué tiene que teclear él, con esas ideas. Pues cosas raras, como es él. Rarísimas.