La risa

La risa deshace el miedo, provoca que se tambaleen los cimientos del poder y libera a los presos del terror. Con cada carcajada se escucha el sonido de las cadenas que caen y el estruendo de los muros de las prisiones mentales, deshechos. Por eso al que manda le viene mal que la gente ría libremente. Recordad al personaje del padre Jorge, en El nombre de la rosa de Umberto Eco, que llegó a convertirse en un asesino en serie ante la incapacidad de asumir un mundo en el que se riera, porque el que se ríe se ríe de algo, y ese algo está hecho por Dios, luego reírse es reírse de Dios.

Y ahí tenemos también a la figura del bufón, que ya sabéis que es tan de mi gusto y tan respetable, porque se encargaba de reírse oficialmente del rey y era el único que le decía la verdad. Hoy en día, los bufones son los cómicos, los humoristas, que por regla general se han convertido en unos transmisores más de las ideas que vienen de arriba: no se ríen del poderoso, sino del que pretende cuestionar o desobedecer al poderoso. Cobran por custodiar la tranquilidad del sistema.

Digo todo esto porque ayer leí unas declaraciones de Santiago Segura en las que expresaba sus dudas acerca de si podrá llegar a filmar Torrente 6 o Torrente presidente, que parece ser una idea que le ronda la cabeza desde hace años. Conozco personalmente a Segura, he trabajado en alguna ocasión con él, y considero que es de las personas más inteligentes y rápidas con las que me he encontrado. Cada uno cuenta la feria según le va, dicen, y si este hombre ha dicho eso no es porque dude del proyecto o la falten ganas para acometerlo. Se trata del tono, pues Segura afirma que Torrente es una parodia pero que a diario ve las portadas de la prensa y ya le parece que todo está parodiado. Y qué va a parodiar, si ya el asunto ya viene dado. Y tiene razón.

Si yo le cuento a mi abuelo Manuel, ido hace tanto, o a mi abuelo Nicolás, más precoz en su marcha, que nos iban a encerrar en casa, con un trapo en la boca, que la gente aplaudiría a las ocho su encierro desde los balcones cantando al Dúo Dinámico, que te roban en tu cara y te echan la culpa de no llevar suficiente dinero en la cartera, que abren compuertas y provocan una riada con muertos para después negar la ayuda, que pretenden que no tengas coche unos tipos que van en avión, que el litro del aceite ha llegado a superar los quince euros y que te explicaban sin sonrojarse que la culpa es de Putin mientras ellos arrancan los olivos de Jaén y de Córdoba… mis abuelos habrían pensado que su nieto había emprendido el noble oficio del bufón, del que antes hablaba.

Porque, en efecto, la realidad parece una burla. Es una burla. ¿Cómo vas a parodiar nada si es el poderoso el que se está riendo de ti? He trabajado el humor en la radio y en la tele, escribiendo guiones pretendidamente cómicos. Y pronto me di cuenta de que cuando una noticia resultaba ridícula, lo único que se podía hacer con ella de cara a aprovecharla para echarnos unas risas era contarla, sin más, sin añadidos. Pues ese sentimiento parece compartir Santiago Segura, que ha comprendido que el circo actual no da para más.

Valle Inclán ya sospechó que la realidad estaba deformada, y de ahí el esperpento, que era una forma de deformar lo deformado para poder verlo en sus dimensiones correctas. Pero Valle no asistió al extremo al que hemos llegado ahora, con la vergüenza disuelta y los gobernantes a la carrera, a ver quién roba más, a ver quién se ríe más del personal. Hace años yo veía la serie South Park. Pero terminé dejándola porque fue superada por la realidad, por una realidad que se carcajea de ti, de mí y de Santiago Segura. Total, que Torrente 6, al paso que vamos, ni de coña.


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