Breverías

breveriasEntiendo que es natural haber comenzado escribiendo poesía. No recuerdo desde cuándo; desde niño, desde adolescente, desde siempre. Viví con eso como algo normal; y repasando todos los versos escritos pues uno va viendo su propia biografía: ahí hubo un amor, ahí una tristeza, ahí una ilusión, una despedida, una pasión… Y, en todo momento, cambio. Pocas mutaciones resultan tan asombrosas como la que experimenta la manera de escribir de un poeta. Al cabo de más de veinte años, cuando me senté a recopilar lo que entendí que podría ser rescatable para este tomo de poemas y de cuentos, no me reconocí en casi ningún texto. Esto tuvo el inconveniente de obligarme a rechazar prácticamente todo, pero la ventaja de no incurrir en publicaciones de las que arrepentirse en el futuro. Aunque supongo que, en el fondo, toda publicación conduce a algún tipo de arrepentimiento.

En fin, aquí está todo lo hecho hasta aquel momento. Sí quiero destacar algo: después de este libro, la poesía que comencé a escribir experimentó un cambio aún más profundo. Pareció como si me hubiese quitado peso de encima y la escritura se me hubiera aligerado. Será la edad, quién sabe, pero desde entonces escribí pensando en el conjunto del poemario y no piezas sueltas, construyendo tomos completos bajo una misma temática. Y, de momento, es poesía que sigue macerándose. Quizá dentro de otros veinte años…


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