Todo es para pagar. Para pagarles. Para permitir que te quiten el dinero que has ganado. Si eres autónomo y tienes espejos en casa, lo más probable es que intentes evitar cruzarte con ellos: la mirada que devuelva ese reflejo será difícil de sostener, pues en ella se mezclarán el dolor de la situación padecida, la culpa de no saber cómo salir del paso y la resignación.
El sello de autónomo, se decía antes. La cuota. No sé cómo lo llaman ahora. Los nombres, ya sabéis, se desgastan por el uso y van cambiando. Por eso, para no quedar anticuado, lo mejor es llamar a las cosas de tal modo que el término no envejezca. Lo que hay que pagar por ser autónomo no es ni un sello, ni una cuota, ni una mensualidad: es un robo.
El concepto en sí alcanza lo escandaloso: pago por trabajar. Piénsalo. Pago por trabajar. Cuando la estafa de 2008, pusieron de moda hablar de emprendedores. Llamaron así a los que incitaron a poner un negocio y a borrarse del paro, para maquillar cifras. A estas alturas, tras el crimen 2020 y todo lo que a raíz de éste se puso en marcha, ya ni siquiera disimulan. Van buscando un sistema en el que trabajar sea penalizado. Una paga universal, poquita y supeditada a tu obediencia, lo justo para que sobrevivas hasta que ellos decidan que ya está. Ése es el modelo.
Claro, en un mundo así, un autónomo próspero molesta. Próspero o que, al menos, se defienda por sí solo, precisamente con autonomía, como indica el vocablo. Pero, ¿por qué han ido cobrando más y más a los autónomos hasta hacer que resulte imposible tener un negocio? En un principio, un análisis grueso del asunto podría llevarnos a pensar que los autónomos son el ganado del que los políticos exprimen el dinero que luego emplean en lo público. Alguien tendrá que pagar las pensiones y los sueldos de los funcionarios, se escucha por ahí. Sin embargo, en cuanto traspasamos la superficie de ese primer vistazo, nos damos cuenta de que el dinero apenas va para sanidad, educación o bomberos. ¿Para coca y putas? ¿Para chiringuitos de amigotes y familiares? ¿Para cebar maletines rumbo a paraísos fiscales? Bueno, todo eso está ahí, y es cierto y va a más, porque cada vez hay más gente robando a puñados más gordos. Pero no es por eso por lo que asfixian al autónomo. De hecho, el dinero que gastan a mansalva proviene en su gran mayoría de la creación de deuda, de la nada. A ti no te cobran para pagar: te cobran para empobrecerte.
Así es. La razón última por la que han ido exprimiendo hasta imposibilitar la actividad del autónomo es el objetivo de alumbrar una sociedad de pobres, de indigentes prácticamente, de gente que muere de hambre. De hecho, ahí reside la causa del robo a los autónomos y al resto de la gente. Porque los funcionarios también pagan su cuota de robo en la nómina. Y un trabajador de una empresa privada. Y las propias empresas pagan por esos trabajadores. Y el robo del IVA o el resto de robos. Bochornoso lo de los impuestos en el consumo de energías, por ejemplo.
El político no sabe mucho de esto que hablamos. Está puesto ahí por un jefe superior que confía en él para hacer su trabajo: robar y/o gastar de forma absurda, incluso aunque esto último lo haga bienintencionadamente. Da igual las ideas que tenga el político en cuestión, si es que las tiene, que no es necesario. Su función es la de gastar el dinero esquilmado a los ciudadanos y el proveniente de la deuda, con la finalidad de instaurar la pobreza. No hablamos ya de impedir la riqueza, sino de crear pobres de solemnidad. Es la razón por la que existe este descontrol contable en las cuentas del Estado. Porque no es descontol, sino demolición controlada. No es un Estado fallido, sino una institución creada y empleada contra nosotros que cumple puntualmente sus cometidos. De fallido, nada. Fallida, en todo caso, es nuestra percepción, si creemos que el Estado está hecho por nuestro bien y no contra nosotros.
Cuando no queden autónomos, cuando todo el mundo dependa de un sueldo público, todo esto se verá más claro. No es que estén redistribuyendo la riqueza. No es que estén quitando a unos para dárselo a otros. Están quitándoselo a todos para que la pobreza absoluta obligue a aceptar la esclavitud. Hala, a votar.