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Al Atleti está cansado

Quinto partido de Liga. Atleti 0 Athletic 0. Segundo pinchazo, cuatro puntos menos ya. Y todo esto, habiendo empatado in extremis ante un Villarreal al que se debió ganar con holgura y tras vencer al Español también pasándolo muy mal.

En el tema arbitral no creo que merezca la pena detenerse demasiado. Yo siempre he considerado a los árbitros españoles muy malos, en ambos sentidos: pitan mal, son presuntuosos, obedecen órdenes desde arriba que se me antojan muy claras y parecen más un chulo de barrio con un silbato que un juez que imponga paz y justicia. Los hay malos y muy malos. Y me da la impresión de que esta temporada, en la Liga, la consigna de zancadillear al Atleti es bastante obvia. Pero insisto: poco más, el tema no tiene arreglo y no da más de sí.

En cuanto al equipo, esta larga plantilla de la que tanto se espera, ahí sí hay bastante comentario. En primer lugar, acerca del estado físico. Una deficiente pretemporada -quizá inexistente- ha hecho que comience el curso con una serie de futbolistas totalmente fuera de tono. Lo de Luis Suárez resulta indiscutible, pero no sólo padece ese estado el uruguayo. Griezmann tampoco está. Ni Savic. Ni Koke, que hoy no estuvo. Diría que ni Llorente. Tan sólo Kondogbia parece más en forma. Quizá Lemar y Carrasco. Poco más. Ni Correa está como estaba. ¿Eso tiene solución? No parece, a corto plazo. La temporada es larga, es de esperar que poco a poco al menos seis o siete jugadores, dos por línea, alcancen el nivel físico necesario que exigen las competiciones.

El tema táctico requiere atención también. Si vamos a jugar con tres centrales y dos carrileros, aquí faltan centrales y carrileros. Trippier no da más de sí de lo que da. No tenemos carrilero izquierdo, Lodi es lateral, que no es lo mismo.

Y, sinceramente, ¿necesitamos jugar con tres centrales? ¿Siempre? ¿Qué aporta esto al conjunto? Tengo mis dudas.

El equipo está estirado. Falta centro del campo que genere juego, que tan sólo se halla en los pies de Lemar y de Carrasco. Hay que conectar con los de arriba, que no sólo parecen alejados del resto del equipo, sino incluso entre sí.

La temporada es muy larga, como digo. La Liga pasaba por sacar los puntos primeros, como el año pasado, puesto que es previsible que ni Barcelona ni Madrid sigan con la caraja de juego y dudas en que se encuentran. Esos dos corregirán, resurgirán, y entonces nosotros echaremos de menos estos puntos que el año pasado permitieron ser campeones.

De momento, hay que arreglar el asunto físico y el táctico, urgencias máximas en un equipo del que, por plantilla, cabe esperar mucho si se conjuntan y se crean los automatismos que están faltando. ¿Se hará? ¿Y a tiempo? Esperemos.

La España de Luis Enrique 2

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Pocas veces me habré alegrado tanto de que la realidad me quite la razón como anoche, con el 6-0 de España a Alemania. Hace dos días, escribía yo aquí que a España le falta gol, y mira por dónde según lo digo se le endosa media docena a los alemanes, nada menos, que me parece que llevaban noventa años o algo así sin recibir un correctivo igual.

A la España de Luis Enrique le salió todo bien frente a los germanos. Destacaron Rodrigo y un enorme Koke, que abarcó todo el campo y que dio un recital de fútbol, con el pase en corto y en profundidad, con la presión y el continuo ofrecerse a sus compañeros para acabar con las intentonas de presión del rival, que fue desactivado.

Con esos dos hombres como referencia en el centro, con un fantástico Ferrán Torres y un estupendo Fabián, que salió muy pronto para suplir a Canales, España supo encontrar la zona de remate, donde aguardaba Morata. Sí, Morata, ese delantero que a mí no me convence pero que está en un gran momento de forma y que frente a Alemania se marcó un gran partido, con gol legal anulado incluido.

Lo de Koke es digno de mención. Me parece que es un jugador que necesita estar en un estado óptimo para desplegar todo su potencial. Quizá esto ocurre por su modo de entender el juego, tan responsable, tan solidario con el grupo, lo cual le obliga a un esfuerzo físico superior. Por otro lado, y esto es algo que también le pasa en el Atleti, de Koke se notan más las ausencias que las presencias, por desgracia para su valoración. Su rigor táctico lleva siendo férreo muchas temporadas. Con alguien cubriéndole las espaldas, como ahora le pasa en el Atleti cuando se junta con Torreira, él se siente más liberado, mira más arriba, tiene opción de abarcar más campo aún.

De Morata no me gusta su carácter, dado a la queja y, sobre todo, a la lamentación insistente cuando algo le sale mal. Pero me parece que la Juventus saca lo mejor de él. Siempre que ha estado en el equipo italiano ha destacado jugando de espaldas, ampliando su repertorio más allá del remate, sabiendo colaborar con el equipo también fuera del área. ¿Ha encontrado Luis Enrique a su 9 por fin? Yo lo dudo. Ojalá me equivoque de nuevo.

E insisto en lo que dije: España puede ganar y perder con cualquiera. Quizá la gesta frente a Alemania sirva para marcar un antes y un después, para que el grupo se asiente y gane esa continuidad en el juego que tanto necesita y que lo ha hecho vulnerable ante equipos de menor talla.

La España de Luis Enrique lo hizo todo bien frente a Alemania, a la que zarandeó para dejar una marca histórica. Supo librarse de los intentos de presión, supo ensanchar el campo y jugar rápido, llegar arriba y resolver y, después, salir al contragolpe para dar la puntilla. Creo que desde la goleada a Italia 4 a 0 en la final de la Eurocopa de 2012 no veíamos a una España tan superior. Qué bueno sería que se haya iniciado un camino hacia un nuevo esplendor. Nadie puede exigir a España que gane Eurocopas y Mundiales por decreto: sí pedimos que compita, que encuentre su juego y que lo ponga difícil al rival. Luis Enrique es exigente, parece el hombre ideal para intentar algo así. ¡A por ellos!

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La España de Luis Enrique

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No me gusta la actual España de Luis Enrique. No me gusta cómo juega ni a lo que apunta. Porque no aprecio claridad en ninguna línea.

Bajo la portería, no sé cuál es el portero fijo. Después del cuestionamiento de De Gea, que llevamos arrastrando desde el 2018, no sé si es él, si es Kepa, si es Unai Simón…

En el centro de la defensa, parece que Sergio Ramos sigue de referencia y que al sevillano lo suele acompañar Pau Torres, teniendo a Íñigo Martínez y Eric García a mano.

En los laterales, por la derecha, echo de menos a Navas y a Carvajal cuando no están; sé que a Luis Enrique le gusta mucho Sergi Roberto. Y por la izquierda, aunque Gayá es muy cumplidor y está Reguilón, creo que no hemos vuelto al nivel que daba Jordi Alba cuando andaba bien.

En el centro surgen más dudas aún. A Busquets lo noto cada vez más lejos de su propio cuerpo. ¿Rodrigo, Koke, Merino? Me gustan el desborde de Canales y las ganas de Llorente y de Fabián, pero el cuerpo me pide a Thiago Alcántara.

Y arriba, parto de que no me convence Morata, nunca lo ha hecho, y aunque eso puede ser una deficiencia mía, debemos reconocer que no tenemos referencia. A Adama Traoré lo veo muy a lo suyo, Marco Asensio no está para nadie y a falta de Ansu Fati, lesionado durante un tiempo, veo bien a Oyarzábal, pero carecemos de gol, y no parece que dé con Ferrán Torres o Gerard Moreno. 

Muchas veces se ha pedido que a la Selección vaya el que mejor está. Con otros seleccionadores, eso no siempre fue así. Con Clemente y con el mismo Del Bosque llegó a dar la impresión de que había un grupo hecho y que se entraba y se salía de él como en un club. A Luis Enrique nadie puede reprocharle que no practique la meritocracia, a la que tan poco acostumbrados estamos en España en ningún ámbito.

Concretando: la Selección Española no juega de memoria. No se percibe en ella un esqueleto de tres o cuatro tipos que constituyan una columna vertebral, eso que Luis Aragonés llamaba «pasillos de seguridad» y que en los conjuntos de referencia siempre nos hemos sabido de memoria. Y además, el equipo es intermitente en el juego, lo mismo aprieta y encuentra huecos que desaparece, pierde la intensidad y se convierte en vulnerable.

Dicho esto, quizá lo que tenemos es lo que tenemos. Luis Enrique llama a los mejores e intenta que jueguen como se juega hoy en día: con transiciones rápidas, ocupando espacios, siendo determinantes en las áreas, buscando la ventaja con velocidad… Quizá es que el nivel del futbolista español es éste, en la línea de los grandes clubes, a los que vemos dar un paso atrás en Europa.

España se encuentra en el grupo del medio, del montón, de los que necesitan dar un paso adelante. Creo que estamos lejos de Portugal, de Croacia y por supuesto de Francia. ¿Podemos ganarle a cualquiera? Desde luego. A Alemania, a Italia… Y perder. Con Luxemburgo o con Finlandia. No sé. Contamos con margen de mejora. Mucho. El asturiano tiene trabajo por delante. Ojalá dé con la tecla y le asista la suerte. En sus manos estamos.

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¿Defender o atacar?

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Cuando la España de Luis Aragonés, se habló de que la mejor manera de defender era atacar. También se dijo esto con el Barça de Cruyff y con el de Guardiola. Cuanto más tiempo tuvieras el balón y cuanto más arriba lo jugaras, menos probabilidad de que te metieran gol.

Unos cuantos años después, empezamos a ver el revés de esa misma moneda: equipos que atacan defendiendo. Es decir: cuantos menos espacios concedamos atrás y mejor robemos el balón, más opciones tenemos de soltar un latigazo y, en dos o tres pases, plantarnos ante el marco contrario y meter gol.

Es algo que va más allá de la pura defensa a ultranza, de colocar el autobús, como se suele decir. No me refiero a la vieja táctica meterse todos atrás a defender con diez futbolistas por delante del portero e ir a por el empate, a no perder.

Es otra cosa. Lo que ha hecho Klopp con el Liverpool. Lo que ha hecho Simeone con el Atleti. Quizá lo que en su día hizo Arrigo Sacchi con el Milán de finales de los ochenta. Y no sé si lo que pretendió Mourinho durante un tiempo, me temo que sí.

Se trata de no defender demasiado atrás, ya que en ese caso ante la recuperación del balón se te plantea una jugada de sesenta o setenta metros: y para eso necesitas especialistas, muy veloces, muy verticales, muy precisos. Y un físico que aguante.

Pero también se trata de no hacerlo demasiado adelante, para que al contrario se le vean las costuras y haya dejado alguna puerta abierta.

Es decir: hay que robar el balón cuando el otro se empieza a abrir, cuando le empieza a mutar la figura defensiva en ofensiva.

En todo esto creo que tiene una influencia actual y creciente la norma de los cinco cambios: porque son sustituidos casi siempre los de arriba, quienes más presionan, más roban y más atacan. Los de la media punta, los del enganche, los extremos. Los que se exprimen más. Ellos son el motor de este modo de jugar del que hablo. De alguna manera, es lo que hace el Bayern de Munich, y por eso tira la defensa tan alta, arriesgando atrás lo que sabe que va a obtener con creces adelante. A la Francia campeona del mundo también la hemos visto jugar a esto.

Parece que el Atleti ha comenzado a hacerlo mejor que en las tres o cuatro temporadas anteriores, cuando se fue echando atrás y atrás hasta acabar defendiendo junto a Oblak.

El Barça por ahora no encuentra el modo de hacerlo, con dos mediocentros a los que Koeman no ha convencido aún de cómo jugar y una zona delantera en la que no todos presionan a la vez.

Y da la sensación de que el Madrid precisa tres o cuatro jugadores arriba con mejor físico del que tienen los actuales y que sean capaces de presionar, de robar en el momento justo y de convertirse en puñales precisos.

¿Defender atacando o atacar defendiendo? ¿Defender o atacar? Cada vez me planteo más si no estaremos hablando de lo mismo.

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