La España de Luis Enrique

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No me gusta la actual España de Luis Enrique. No me gusta cómo juega ni a lo que apunta. Porque no aprecio claridad en ninguna línea.

Bajo la portería, no sé cuál es el portero fijo. Después del cuestionamiento de De Gea, que llevamos arrastrando desde el 2018, no sé si es él, si es Kepa, si es Unai Simón…

En el centro de la defensa, parece que Sergio Ramos sigue de referencia y que al sevillano lo suele acompañar Pau Torres, teniendo a Íñigo Martínez y Eric García a mano.

En los laterales, por la derecha, echo de menos a Navas y a Carvajal cuando no están; sé que a Luis Enrique le gusta mucho Sergi Roberto. Y por la izquierda, aunque Gayá es muy cumplidor y está Reguilón, creo que no hemos vuelto al nivel que daba Jordi Alba cuando andaba bien.

En el centro surgen más dudas aún. A Busquets lo noto cada vez más lejos de su propio cuerpo. ¿Rodrigo, Koke, Merino? Me gustan el desborde de Canales y las ganas de Llorente y de Fabián, pero el cuerpo me pide a Thiago Alcántara.

Y arriba, parto de que no me convence Morata, nunca lo ha hecho, y aunque eso puede ser una deficiencia mía, debemos reconocer que no tenemos referencia. A Adama Traoré lo veo muy a lo suyo, Marco Asensio no está para nadie y a falta de Ansu Fati, lesionado durante un tiempo, veo bien a Oyarzábal, pero carecemos de gol, y no parece que dé con Ferrán Torres o Gerard Moreno. 

Muchas veces se ha pedido que a la Selección vaya el que mejor está. Con otros seleccionadores, eso no siempre fue así. Con Clemente y con el mismo Del Bosque llegó a dar la impresión de que había un grupo hecho y que se entraba y se salía de él como en un club. A Luis Enrique nadie puede reprocharle que no practique la meritocracia, a la que tan poco acostumbrados estamos en España en ningún ámbito.

Concretando: la Selección Española no juega de memoria. No se percibe en ella un esqueleto de tres o cuatro tipos que constituyan una columna vertebral, eso que Luis Aragonés llamaba «pasillos de seguridad» y que en los conjuntos de referencia siempre nos hemos sabido de memoria. Y además, el equipo es intermitente en el juego, lo mismo aprieta y encuentra huecos que desaparece, pierde la intensidad y se convierte en vulnerable.

Dicho esto, quizá lo que tenemos es lo que tenemos. Luis Enrique llama a los mejores e intenta que jueguen como se juega hoy en día: con transiciones rápidas, ocupando espacios, siendo determinantes en las áreas, buscando la ventaja con velocidad… Quizá es que el nivel del futbolista español es éste, en la línea de los grandes clubes, a los que vemos dar un paso atrás en Europa.

España se encuentra en el grupo del medio, del montón, de los que necesitan dar un paso adelante. Creo que estamos lejos de Portugal, de Croacia y por supuesto de Francia. ¿Podemos ganarle a cualquiera? Desde luego. A Alemania, a Italia… Y perder. Con Luxemburgo o con Finlandia. No sé. Contamos con margen de mejora. Mucho. El asturiano tiene trabajo por delante. Ojalá dé con la tecla y le asista la suerte. En sus manos estamos.

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