Hoy escribo sobre los negacionistas. Porque palpita en mí una duda sincera que yo querría despejar para poder comprender. ¿Por qué se niegan? ¿Por qué cierran los ojos ante lo que tienen delante? ¿Por qué insisten en no admitir lo que es evidente?
¿Por qué existen los negacionistas?, en definitiva. ¿Cuáles son las razones que los asisten? ¿En qué se basan para mantener sus postulados?
Me refiero a los que niegan que los medios de comunicación son una correa de transmisión de las ideas, informaciones y sentimientos del poder. Los negacionistas que no ven que los telediarios y demás espacios en todos los medios son una ristra de mentiras y manipulaciones de la que apenas podríamos sacar como verdad la fecha de emisión.
Negacionistas. Los que niegan que los políticos son unos empleados de poderes más altos, escogidos los representantes con acceso a los cargos entre una pléyade de embusteros, traidores, narcisistas y amigos de quedarse con el dinero de nuestros impuestos.
Los negacionistas, digo, los que siguen negando que las medidas que las instituciones han tomado respecto al llamado coronavirus no tienen nada de sanitario y sí que están encaminadas al control social de la población. Los que niegan que eso que llaman mascarilla, el bozal, no protege de nada, sino al contrario. Los que niegan que no contamos con información que avale recorte alguno de libertades y derechos fundamentales. Los que se niegan a atender a los médicos independientes que alertan de que en la denominada pandemia hay más dudas que certezas. Los negacionistas, que admiten como válidos los datos que se inventan los inexistentes comités de expertos, sin autopsias, sin contraste, sin respaldo científico alguno.
Los negacionistas, sí, los que no ven lo que tienen delante: que eso que llaman vacuna no es tal, y que de ningún modo nadie sensato admitiría que esa turba de ladrones, asesinos y psicópatas les inyectase a ellos y a sus hijos sustancias que ni están testadas ni se sabe dónde, quién ni con qué intenciones han sido fabricadas.
De verdad que hablo con total sinceridad. No entiendo a los negacionistas. A los que se resisten a comprender que una élite está dando un golpe totalitario en todo el mundo. A los que niegan que vivimos en medio de una manada de dementes conducida por tipos que quieren cualquier cosa menos nuestro bien. Negacionistas que llaman negacionistas a las personas normales. Qué gente, ¿verdad?