La Asamblea General del Consejo General de Colegios de Médicos, donde se agrupan los 52 colegios de médicos de España, ha solicitado el cese inmediato de Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.
Estos médicos piden que Simón se marche por incapaz. Pero la incapacidad de Simón lleva siendo manifiesta desde el primer día de todo esto del coronavirus. No se ha convertido en un inútil de la noche a la mañana.
¿Por qué entonces estos profesionales no han pedido su marcha hasta ahora? ¿Dónde han estado cada vez que Simón ha cambiado de criterio, ha mentido, ha tergiversado datos, ha cubierto las incapacidades y cosas peores del ministro de Sanidad y del Gobierno en general, ha desviado la atención, se ha ocultado detrás de un inexistente Comité de Expertos o ha promocionado medidas contraproducentes?
Yo no estoy de acuerdo, sinceramente, con los que contestan que los médicos y demás trabajadores sanitarios han estado, hasta ahora, grabando Tik Tok. No es cierto. Muchos, supongo que la mayoría, han seguido trabajando en serio, muy duro. Salvando vidas. Aunque no hayan salido en bloque a desmentir los datos oficiales. Aunque no hayan denunciado que las medidas políticas nunca han sido sanitarias. Aunque no hayan desvelado en público y con una sola voz el negocio que suponen los falsos positivos de las PCR y demás pruebas para los hospitales. Aunque hayan tragado que se imponga lo de la mascarilla aún a sabiendas de que resulta nocivo. Aunque hayan dejado que amordacen a los niños sin oponer a ello su voz experta y autorizada.
Los médicos y demás personal sanitario comenzaron siendo héroes, aplaudidos en marzo. Qué lejos queda aquello. Merece una reflexión saber por qué un colectivo ha caído de modo tan acusado en el crédito general.
En todo caso, los médicos piden que Simón se vaya. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? ¿Sólo él? Hay muchas preguntas que planean sobre los asuntos públicos de estos últimos meses. Y la paciencia de la gente se acabó. Sólo el miedo sostiene muchos de los tinglados. Pero el miedo también se acaba. Hoy los médicos piden que Simón se vaya. Mañana, ya veremos.