Las cuotas

Vivo en un bloque de insolidarios, de vecinos que van a lo suyo y no se preocupan de los demás. Es gente de otra época, poco evolucionada, retrógrados que a estas alturas no sé cómo se los sigue encontrando uno por el mundo. Veréis, es que en mi bloque somos muchos pisos y hay zonas comunes, empleados, piscina, jardines y, claro, todo eso hay que pagarlo. Así que, para no discutir, los sesenta pisos elegimos un administrador para que nos lleve las cuentas y mantenga todo en orden.

Hasta aquí, me diréis, todo normal, como en nuestro caso. No: nosotros hemos ido más allá, porque estamos muy avanzados y hemos progresado superando el antiguo y anquilosado concepto de comunidad de vecinos. ¿En qué ha consistido este salto crucial? En que nosotros no pagamos una cuota, sino que es el administrador directamente el que nos gestiona los sueldos. Nuestros ingresos, íntegros, los de todos los vecinos, se los pasan a él. Y él, que sabe echar sus cuentas, nos entrega a nosotros lo que sobra una vez que ha pagado lo que hay que pagar en el bloque. Hay gente insolidaria, como digo, que esto lo ve mal y se queja de que el administrador cada vez nos entrega menos dinero a nosotros a final de mes. El diez por ciento, en concreto. Es gente, claro, que no comprende ni valora todos los servicios comunes que tenemos. Sí, el ascensor está roto, lo sé, nos hallamos sin portero y la piscina llevamos dos años sin abrirla por falta de presupuesto –aunque entran unos mozos que saltan y sí que se bañan, así que hay que seguir manteniendo el agua con su cloro y sus cosas, que eso tampoco lo entienden los insolidarios–.

Claro que nos queda poco de nuestros sueldos una vez que pasan por las manos del administrador: es que son muchos gastos. ¿O preferirían tener que pagar, como hacen en otras comunidades, una cuota fija y exigir facturas que demuestren lo que se ha supuesto cada desembolso? Ante todo, qué desconfiados. Sí, el administrador se ha comprado tres coches y dos chalets en el último año y se ha pegado un mes en Brasil. ¿Qué pasa, que no puede tener dinero el hombre? Sí veríamos con buenos ojos que en vez de administrador fuese administradora, pero también eso está previsto: va a poner a su hija. Es muy difícil convivir con personas que no quieren entregar todo su dinero para que se lleve bien la comunidad. Además, que eso no os lo he dicho, pero el administrador nos envía un portavoz suyo que votamos nosotros mismos entre un abanico de tres personas que también él nos ofrece. ¡Nos da a elegir! Cada cuatro años. Cierto es que este portavoz, que también viene con coche nuevo cada mes, no hace lo que dice que iba a hacer, pero, ¿quiénes somos nosotros, pobres vecinos, para comprender los complicados asuntos de la comunidad? Insolidarios que no quieren decir ni siquiera si viven en las escalera izquierda o en la derecha, como si no se les viese de lejos…

El administrador nos roba, dicen algunos en el colmo del cinismo. Hemos colocado unos gráficos de colores en el portal que ha dibujado con pinturitas el hijo de tres años del 4ºA. Sabemos que ni por esas, que no se van a callar, que van a seguir diciendo que se les esquilma y que lo justo sería que su sueldo se lo ingresaran a ellos, que ya pagarán lo que haya que pagar pero en orden, con facturas y sabiendo en qué se gasta su dinero. ¿Os queréis creer? Trogloditas. Que se vayan a vivir a una isla, a una cueva, como salvajes, a un sitio frío sin administradores, a sufrir.


Publicado

en

por

Etiquetas: