Joan Pere Bou, de 66 años y vecino de Castelldefels, acaba de conocer que en Cataluña existe un sector de la población que ansía la independencia. Carpintero de profesión, dueño de su propio taller, el señor Pere Bou se ha enterado de la cuestión secesionista cuando los empleados de una empresa demoscópica han acudido a su taller para sondearlo.
«Cuando me dijeron que querían sondearme me puse a la defensiva, claro» -ha afirmado Joan Pere-. «Pensé que venían del hospital, por lo de la dichosa colonoscopia». Después de varios minutos de confusión y desconcierto, pues el carpintero no daba crédito a lo que le decían, se convenció de que la cosa iba en serio.
¿Cómo ha podido permanecer ajeno a la cuestión soberanista tantos años? «Yo es que voy muy a lo mío. Salgo de casa, me meto en el taller y no hago más que trabajar. Ni pongo la radio ni nada, porque no llega muy bien la señal aquí dentro. Cuando vuelvo, es que caigo rendido, y ni telediarios, ni debates, ni hablar en casa… Ceno y me acuesto. Y luego, bueno, llegan los fines de semana y claro, entre que vas con la señora al hipermercado, que si los hijos vienen a comer el domingo, que si ducharse, que si juega el Barça… pues no tengo tiempo para nada».
Aprovechando el momento, al señor Pere Bou se le ha podido informar de otros asuntos. Al parecer, también desconocía lo de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y la llegada del euro. «Ya decía yo que estaba todo muy caro…», ha apostillado.
En cuanto a qué postura va a adoptar ahora que sabe lo de la independencia, ahí ha sido claro: «Mi postura será la de siempre: tumbado. Es como mejor se está».