Dudas futuras

No tengo ni idea de por qué ni cómo me he encontrado en el buzón una carta remitida desde el futuro. Debe de estar la cosa muy liada con los repartos, porque no me llega la colección de Galdós pero sí un escrito que me envía un señor desde finales del siglo XXI. Qué menos que reproducir las partes más interesantes. Os la leería entera, pero es demasiado larga y no cabe en esta columna. El tipo asegura que se llama Luis Rigoberto Bastián –me alivia que no tenga un nombre estrambótico, así como Onix34 o ChaChaBoom–. El buen hombre se muestra preocupado por saber cómo es que en esta década de los 20 del siglo XXI pudimos gastarnos tantas tragaderas. Y lo pregunta de manera sincera, sin tono peyorativo.

«Te escribo, amigo, desde 2098, desde la playa de Salarena. Soy miembro de un grupo de debate filosófico y el tema de este mes ha sido el de la esclavitud. De la última vez que se abolió la institución de la esclavitud hace tan sólo unas cuantas décadas –creo que será mejor no ofrecerte demasiados detalles de lo que tenéis por delante en el tiempo–, pero desde nuestro momento, lo que más nos inquieta es saber por qué no reaccionasteis hasta tan tarde. Lo pregunto con hondo deseo de conocer las razones por las cuales pemanecisteis pasivos ante un ataque tan descarado y burdo por parte de los que estaban al mando. En 2098 nos acucian muchas preguntas que ojalá me puedas responder tú, pues parece, según nuestra documentación, que te dedicas en parte a reflexionar acerca de lo que te rodea. ¿Cómo es posible que tardaran tanto en arder las urnas a las que acudíais mansos mientras os saqueaban en vuestras narices? ¿No mirabais los cielos para ver lo que os estaban haciendo? ¿Por qué seguisteis pagando los denominados impuestos, esa forma de robo, cuando resultaba tan claro que no se trataba de mejoraros la vida sino de imposibilitaros la misma? ¿Por qué soportasteis con desmedida y contraproducente paciencia todos esos desmanes contra la agricultura, la ganadería, la pesca a la par que os dejabais envenenar por múltiples vías? ¿Por qué pasó tanto tiempo hasta que los liberticidas comprobaron que no podían salir a la calle sin ser linchados? ¿Cómo es que dejasteis que instituciones criminales educasen a vuestros hijos en la mentira y la incultura? ¿Por qué pagasteis de vuestro bolsillo la invasión y el exterminio que os tenían preparados? ¿Por qué seguisteis escuchándolos? ¿Qué mecanismo hubo en marcha que permitió que los esclavistas tardaran tanto en pagar por sus numerosos y horribles crímenes? ¿Por qué dejasteis que la cosa se nos pusiera tan difícil? ¿Por qué obedecisteis tanto tiempo a criminales? Lo preguntamos sin ánimo de juzgar, con los únicos deseos de que aquella monstruosidad de vuestro tiempo no vuelva a repetirse y que los canallas que pretendieron que esto fuese una granja no regresen jamás. Sólo le diré, para su consuelo, que en 2098 no existen ni los políticos ni sus amos. Siempre suyo, Luis Rigoberto Bastián».

A ver qué le respondo yo a este señor. Y que me llegue esta carta y no lo de Galdós… En fin. ¿Qué le decimos?


Publicado

en

por

Etiquetas: