Una noche en la ópera

A esta hora, yo entiendo que usted ya sabe del nuevo vídeo del Partido Popular. El de la reanimación de España. Reanimación que, dicho sea de paso, es lo que muchos hemos necesitado para salir del marasmo de estupefacción en el que sume lo que se va viendo en esa pieza. Particularmente, sólo he recuperado la movilidad en varios de los dedos, cosa que aprovecho para ir tecleando esta columna a la espera de que los músculos faciales me respondan y a ver qué pasa con la mandíbula.

Más allá de que el vídeo sea plagiado o no, como ya se dice por ahí, lo que más urge es saber quién aprueba estas campañas. Porque hay un momento en el que, digo yo, alguien se sienta en una sala, le da al triángulo del play y le pasa el contenido del vídeo a un grupo de responsables. Y otro alguien con mando en plaza tiene que haber dicho: Ok, me gusta, aprobado, que se emita. Quién es, por todos los dioses, quién es esa persona. ¿Alguien que baila, que canta, que calla…?

Creíamos que se había tocado techo tras el exitazo del vídeo en el que Rajoy iba casa por casa dando las gracias (con contraplanos, sin compartir plano con nadie, por cierto, y eso que eran actores) pero sobre todo después de la escena en la que los pesos pesados de Génova tomaban café y Floriano soltaba lo de que «les había faltado piel»; ya pensábamos que no había más, que el camino de lo audiovisual en el PP había llegado a su Finisterre y que enfrente, sólo el mar. Pues no. El talento no conoce límites.

Empiezo a plantearme en serio si los populares no están haciendo todo esto a propósito para dilapidar cualquier opción que les quede de salir bien parados en las elecciones. Dos meses largos. Y la respuesta ante los envites de la actualidad de ayer (el Montorazo, las marchas de Cayetana Álvarez de Toledo y Arantza Quiroga, la pérdida de formas de Margallo en el Congreso…) es un vídeo. ¿Nadie va a tomar el timón del barco en medio de la tempestad? Es como si a la crisis del 29 el presidente Roosevelt en vez de con el New Deal hubiese respondido emitiendo Una noche en la ópera, de los hermanos Marx.

La semana pasada enviaron a Javier Maroto, vicesecretario sectorial, a entenderse con los del cine. La Unión de Actores. Después de ver el vídeo de ayer, desde luego que se comprende la necesidad de guionistas y realizadores que acucia a las filas populares. En estos momentos nadie sabe si el PP va a ganar algo en las elecciones, pero visto lo visto y a falta de varios vídeos más que parece que ya se están produciendo, el Goya cae fijo. Dios santo, que lo entregue Almodóvar.


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