La manzana de Newton y Pujol

¡Lo cortarán todo!, gritaba Jordi Pujol en una de las comparecencias a las que fue sometido para dar explicación de la trama corrupta en la que anda investigado. Era su teoría del árbol: él constituía sólo una rama pero los que venían a por él y a por su familia no distinguirían y cortarían desde el tronco, arrancando las raíces de Cataluña. Era su razón, la de quien evita la cosa juzgada. Es decir: la cuestión no es que yo sea un corrupto, sino que vienen a por la causa nacional. Pujol colocaba así el independentismo como parapeto entre las cuentas de su familia y los investigadores.

Ayer, quince registros en domicilios de Pujol y asociados. Y detrás, de fondo, la trama del 3%. ¿Procede la insondable fortuna de esta familia del cobro del 3% en comisiones ilegales mientras campaban a sus anchas en la Generalitat? Es algo a demostrar, pero que se ha asentado como hipótesis más probable en la calle. Claro que, siendo así: ¿los Pujol están solos, han gobernado solos, han cobrado solos? Parece improbable. De este modo, se hace difícil creer que no están todos en el ajo. El árbol, siguiendo el símil pujolístico, ¿dónde acaba? ¿En Cataluña? Se ve poco verosímil. ¿Nadie del Gobierno central sabía nada? ¿Ni siquiera cuando se sentaron a negociar, primero PSOE y luego PP, con Pujol, allá por los 90? Más bien se extiende la convicción de que es probable que en cualquier parte, y no sólo en Cataluña, la política y las concesiones a empresas amigas mantienen secretos de alcoba. Esa alcoba, por cierto, la pagamos todos a través de los impuestos. Si los que mandan -sean éstos quienes sean y estén donde estén- tienen un interés real en que una parte de la gente vuelva a confiar en el sistema, tendrán que limpiar las cañerías y acabar con la corrupción. Con toda la corrupción: aclarando el tema Pujol, el 3% de Convergencia, lo de Bárcenas, lo de la sede del PP, lo de los sobres en negro, lo de los ERE, lo de cualquier atisbo de latrocinio.

A la par, la llamada cuestión catalana, como un gran velo confeccionado para cubrir lo más acuciante, sigue extendiéndose. Se anuncia una independencia que echa a andar y a la hora el presidente Rajoy anuncia que lo va a impedir, aunque no aclara cómo. ¿Estarían transcurriendo las cosas así de no haber elecciones generales en menos de dos meses? ¿Quién está escribiendo el guión de todo esto? La manzana del árbol de Pujol va cayendo siguiendo las leyes de Newton y no sabemos sobre qué cabeza impactará. Pero nos tememos que es una manzana podrida.


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