La autopista del sur

Suenan las trompetas del puente, tres días ociosos, y las muchedumbres que pueden se largan de las ciudades en busca de otras ciudades, de sus pueblos, de las playas y las montañas. ¿De qué huyen quienes huyen? En primer lugar, puede que de la proximidad del otro, aunque también éste huya del vecino. Así que tendríamos un ejército de hormigas dispersándose por el bosque procurando perder de vista a sus congéneres. Pero también puede que huyan de la rutina, si ésta es mala, del color de la pintura del salón o de los mismos programas de televisión de siempre, las mismas caras de los mismos bares o las mismas noticias, que por regla general son siempre una crónica que se repite y en la que lo único que cambia es la fecha. Dicen que la ciencia es la única noticia, y eso tiene visos de ser cierto, con lo que desde el Neolítico apenas podemos destacar como grandes titulares que se inventó la imprenta, que llegaron internet y el ipad o que empezamos a hurgar con el ADN.

Pero huyen, mientras pasan estas líneas, las manadas de coches que se agolpan en las salidas. Como millones de bisontes en busca de sus praderas, aunque sin praderas ni Oeste como gran destino. Porque me temo, en efecto, que los que huyen lo hacen de sí mismos. Y entonces de nada vale esa fuga, cuando Alcatraz se lleva dentro y uno es su propio carcelero. Es como si al final del túnel cavado, Clint Eastwood se encontrara con que la salida da a la propia celda. O sea: Eastwood haciendo de Woody Allen. Y vuelta a empezar.

Siento decirlo, pero al final del atasco esperan los mismos telediarios, idénticos problemas, las cuitas de siempre. Al final de la autopista hacia el sur no aguarda Julio Cortázar entre cronopios fumando nubes, sino un guardia civil que te multa por exceso de hastío.

Dicho esto, el momento para ir a la playa es ahora, en efecto, cuando el mundo se enfría y la arena del mar parece una obra que los albañiles dejaron a medias. Un poco como la historia de España, que sigue ahí, pendiente de rehacer. Pero eso tendrá que ser después del puente, claro. O después de después.


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